González Pons es el elegido por Feijóo para hablar con Junts: «Ya ha habido varias reuniones»
El Partido Popular echa el resto. Las cuentas no salen para la investidura de Alberto Núñez Feijóo, el tiempo se agota y los populares ya no esconden su intención de buscar los votos o la abstención de Junts per Catalunya. Las negociaciones han comenzado y, según ha podido saber en exclusiva OKDIARIO, el interlocutor designado por Feijóo para hablar con Junts es Esteban González Pons, vicesecretario de Asuntos Institucionales del PP. Pons está manteniendo contactos telefónicos y por videoconferencia con el equipo negociador del fugado Carles Puigdemont «desde hace días» y al menos «un encuentro secreto con los independentistas en un domicilio privado de Barcelona», según ha podido saber este diario.
Fuentes cercanas a los equipos negociadores no sólo confirman estos contactos, sino que destacan que «si fuera por Junts, pactarían con el PP, ya que tienen mucha más sintonía que con el PSOE». El PP se ha mostrado dispuesto a dialogar con la formación catalana después de que negara estos contactos por activa y por pasiva.
Génova ha dejado en manos del que ha sido hasta hace poco su hombre fuerte en Bruselas la negociación con el partido de Puigdemont. González Pons ha sido eurodiputado, portavoz adjunto de la delegación del PP y vicepresidente del Partido Popular Europeo y, por tanto, su presencia en Bruselas y Estrasburgo ha sido constante. De ahí que resulte idóneo para tender puentes con Carles Puigdemont y Toni Comín, que son eurodiputados en el Parlamento Europeo.
Tras una serie de bandazos e improvisaciones, fue el mismo González Pons el que despejó las dudas el pasado agosto afirmando que la legalidad del partido de Carles Puigdemont «no estaba en duda». «Es un grupo parlamentario, que al igual que ERC, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, llevaran a cabo, representan a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda», remarcó.
Así daba por zanjado una serie de bandazos e improvisaciones que comenzaron a finales de julio cuando el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán, no descartó que los conservadores hablen con Junts pero «dentro de la Constitución».
Giro de guion
Tras la reunión entre presidentes, Feijóo aseguró que no se sentará con la formación independentista si no retiran la «exigencia previa de amnistía para negociar». «No tiene sentido tener una reunión para trasladar que si quiero ser presidente tengo que aceptar una amnistía previa a la investidura. Creo que nos podemos ahorrar la reunión ellos y nosotros», añadió. El dirigente de los populares tachaba de «inasumibles e inaceptables» las condiciones de Puigdemont para apoyar su investidura.
En el mismo tono tajante calificó de «inaudito» y de «anomalía democrática» la reunión celebrada el pasado lunes entre la vicepresidenta del Gobierno en funciones Yolanda Díaz y Puigdemont en el Parlamento europeo. Y lamentó que Díaz viajara a Bruselas «para intentar negociar» la investidura de Pedro Sánchez, con una persona, dijo, que «está condenada y buscada por la Justicia en España» y por ello pidió su destitución.
Cerca de Vox, lejos de Junts
Fuentes del PP aseguran que el partido llevaba semanas dividido, por un lado los más receptivos a pactar con Junts, entre los que estaría González Pons, y por el otro lado, los que han apostado por reforzar la relación con la formación conservadora y evitar poner en riesgo el apoyo de los 33 diputados de Abascal y la estabilidad en las seis comunidades autónomas regidas por un Ejecutivo en común: Aragón, Extremadura, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares.
Desde la dirección de Vox han reafirmado su apoyo a la investidura de Feijóo y celebran la buena sintonía entre formaciones entre las que se siguen «respetando todos los pactos» y que tienen en común evitar que Pedro Sánchez «subaste el país entre aquellos que lo quieren ver roto». Feijóo afirmaba en rueda de prensa que su intención es extender la buena relación con la formación de Abascal más allá del debate de investidura del 26 de septiembre, para evitar «la división de votos de centroderecha».